sábado, 19 de septiembre de 2015

EL AMOR SE ESCRIBE CON LLANTO. LA TIERRA Y LA SOMBRA

Tierra y sombra. Sombra de lo que una vez fue una buena tierra. Lluvia de cenizas después del fuego, pero fuego que no aparece en (casi) ningún momento. Qué puede ser más desesperanzador que unos campos que se saben muertos, que un tiempo que no avanza? La película se compone de planos larguísimos de horizontes áridos, en los que el tiempo se vuelve pesado, con la pesantez de la caída una mota de ceniza sobre el suelo inerte. Es esta concepción escultórica y perenne del paso del tiempo, muerto porque ha muerto la tierra que lo alimentaba, la que tiñe todo el filme y la que convierte a la familia protagonista en simples figuritas dentro de un desierto (tanto interior como exterior).

Fotograma de la película


Igual que genios como Ford, Angelopoulos o Tarkovsky (de quienes también extrae la concepción inmutable del tiempo), Acevedo trabaja la pequeñez de sus personajes ante las gigantescas dificultades que deben afrontar a partir del acertado retrato de unos paisajes inertes pero colosales, que parecen en ocasiones dispuestos a engullir la poca esperanza que rodea la casa en medio de los campos de cañas. A su vez, es conmovedor el acercamiento que consigue el cineasta a unos personajes protagonistas empequeñecidos por sus problemas, tanto interiores como exteriores: gestos de afecto, miradas encontradas, un suave llanto, que la cámara, casi sin cortes y con un delicado intimismo, se encarga de captar magistralmente. Eso, obviamente, no hubiera sido posible sin unos actores de primera, ya que, sin duda, todos se merecen esta categoría.

Nos encontramos delante de una película que quiere retratar sin ningún tapujo una realidad cruda, con el objetivo de conseguir el mayor realismo posible (como podemos observar a partir de la ausencia absoluta de banda sonora y el trabajo sobre el sonido diegético), y reivindicar la paupérrima situación de los campesinos colombianos.

Unos campesinos que luchan por sobrevivir, sí, pero la película no es un simple manifiesto obrero. Trata, sobretodo, del amor, amor de padres a hijos, de nietos a abuelos, amor a la tierra fértil y amor a su recuerdo. Sin embargo, esto no es cosa fácil, ya que "el amor se escribe con llanto". Dejamos que lo descubráis vosotros mismos...

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